Quizá porque el verbo, el que nos mueve o nos detiene... a menudo no corre de nuestra cuenta.

jueves, 5 de abril de 2012

Señor mío y Dios mío...

Al acabar el Oficio del jueves santo, uno de mis hijos se ha percatado de que el sacerdote no ha pronunciado la frase : "podéis ir en paz". Más me vale afianzar y nutrir mi fe... no solo por saber amar más a Dios ( o mejor... saber acoger su amor) sino por poder responder a los eternos porqué de esta tropa tan inquieta que habita en nuestro hogar. Hemos charlado. La Santa Misa es como si durara tres días. Hoy, la Institución de la Eucaristía: la Última Cena. Mañana, la Pasión y muerte de nuestro Señor; un Oficio en el que besamos, adoramos, acariciamos la Cruz donde nuestro Jesús lo da todo... todo... hasta que expira. Señor mío y Dios mío. Liturgia de la Palabra. Dolor y silencio. Y el sábado la Vigilia Pascual...¡la Resurrección! ... Tres días para vivir la historia de nuestra salvación. 

Que no me despiste...