Quizá porque el verbo, el que nos mueve o nos detiene... a menudo no corre de nuestra cuenta.

jueves, 5 de abril de 2012

Regresos. Jueves Santo.



Han ido llegando. Falta la niña de la maleta grande, que no regresa hasta el lunes de Pascua... Imagino cómo y dónde asistirá a los Oficios de jueves santo. Yo también estuve en Roma a su edad. No le dará tiempo a contar casi nada porque el martes ya empiezan clases. Y seguirá viviendo como una correcaminos, que tengo exámenes, deprisa-deprisa que llego tarde... "No tengo tiempo mamá...  Ya te explicaré." Con esa sensación de que ella destapa algo con un aroma conocido. Ya... ya sé. Su pituitaria no es la mía. Pero no puedo remediar abrir de cuando en cuando el tarro de esas esencias que a mí me taponaron la nariz... Ahora, gracias a Dios -¡¡¡gracias a Dios!!!- empiezo a oler la fragancia de la lavanda cuando baila al compás de la brisa marina, distingo ese punto de armario cerrado y ropa enmohecida... y el de la tierra recién lavada por la lluvia. 

La peque regresa a menudo; porque siempre se va... Como si llevara escrito en la frente me quedo por poco tiempo... El primogénito, que no tiene un pelo de tonto, ya ha intuido en qué anda ... y por primera vez no ha gritado ni ha puesto a caldo a la retahíla. Buena señal. Empieza a entender lo que significa respeto aunque no se comparta una idea. Supongo que ha calado en todos nuestros hijos a base de vivirlo y repetirlo... 

Muchas ganas de que sean las siete de la tarde y meter el corazón en el oficio de hoy... y después quedarme de rodillas adorando al Santísimo expuesto... preparando mi corazón para seguir de cerca la Pasión.