Quizá porque el verbo, el que nos mueve o nos detiene... a menudo no corre de nuestra cuenta.

miércoles, 25 de abril de 2012

El tobogán.


Fotografía: Juan Castro.
Medicación. 
Esfuerzo económico en homeopatía. 
Mucho mejor que otros años. Muchísimo mejor. 
Me agarro a esta mejoría esperanzadora. 
Pero cuando  desaparece la serotonina tropiezo con el tobogán de siempre, subo inevitablemente esas escaleras y me deslizo bruscamente. 
Inevitablemente me ensucio con el polvo que levantan los pies al aterrizar en el suelo. Hoy ha sido un mal día. 
Inevitablemente mi marido y mis hijos lo detectan a pesar de los esfuerzos por intentar ser opaca. 
Inevitablemente sufren. 
Hoy no me avisan de que es ya hora de cenar. Agradezco la delicadeza que me regalan. Agradezco a pesar de alguna lágrima que me traiciona... tener a esta gente que resulta que es MI gente; los míos.

Señor mío y Dios mío... Mi compañía en las bajadas ... algunas de vértigo.