de recordar, vomitar, llorar, sacar, volcar... Hasta el próximo viernes. Agotada pero con un hilo de esperanza. Gracias, doctora. No quería dejar pasar la jornada, aunque no me respondan los dedos, sin el profundo agradecimiento a los que se dedican a sanar el alma y te escuchan como si no existiera nadie más en el mundo.
Y hemos brindado por ello. Esa piña...
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