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Ilustración : Igor Morski |
Empiezo a conseguirlo. Hoy ha fallado, pero me da tiempo a pensar sobre ello. Viene a ser como el post anterior con una perspectiva opuesta. Uno no se da cuenta de determinadas carencias que hacen callo... que ni recuerdas cuándo empezaron a ser costumbre... hasta que cambia la tendencia. Y piensas... ¿cómo me mantenía en pie?
Claro que lo piensas a posteriori -fea expresión aunque en este caso es la correspondiente-. Y entiendes la irritación que no es más que falta de descanso... incluso la bolas mentales que obedecen a una causa de fácil deducción: unas neuronas con actividad frenética que no se toman vacaciones.
Y fastidia un pelín que, al final, cualquier historia de este estilo se resuelva con una pastilla de un color atractivo. Y después das gracias al facultativo por haber dado con ella.
La psiquiatría, en determinados sectores, todavía es un tabú. Y reconocer abiertamente que eres usuario, sorprende. No me extrañaría que una de las conclusiones del receptor fuese añadir un grado más a la supuesta locura solo por el hecho de tratar el tema sin tapujos. ¡Pero si el mundo podría dividirse entre la minoría que no sufre jamás desequilibrio alguno y el resto de la humanidad...! A qué tanto rincón para esconder lo que ya no es ni debe considerarse una anomalía atípica.
Un saludo solidario a los que les aturde el insomnio, aunque sea intermitente...