Quizá porque el verbo, el que nos mueve o nos detiene... a menudo no corre de nuestra cuenta.

miércoles, 11 de julio de 2012

Indignaciones individualizadas (I)



No tengo nada en contra de los indignados. Solo que me parece que se intenta globalizar en un colectivo (detesto este vocablo de origen marxista, pero a veces te da por escribir algo que te da rabia. Sueltas adrenalina...) las personales e intransferibles indignaciones. Me caen mejor los perroflautas que los medaigual. Mejor un buen puñetazo en la mesa que vivir de puntillas sin hacer ruido. 


Hace poco, ante esta tendencia a la irritabilidad, alguien me preguntó: "Sin pensártelo demasiado, di qué asuntos te provocan estos enfados apocalípticos". La superficialidad y el derroche, a partes iguales y combinado... Será por los tiempos que corren. Pero ahora mismo me escandaliza... lo veo como un mofa despiadada ante la hambruna y la miseria de muchos. No hay que correr demasiados kilómetros para toparte con pobres vergonzantes que les falta un suspiro para tener que abandonar su hogar, que deben alimentarse en comedores sociales... ¡que les faltan los mínimos! Esos derroches... ¡Cuántas familias podrían mantenerse durante un tiempo largo con el dispendio de una fiestuki ... !¿Se puede? Pues  das. ¿Puedes y no se te ocurre darlo? No entiendo cómo es posible dormir a pierna suelta , con barrigas llenas de viandas exóticas y alcohol hasta las cejas de Vegas Sicilia y Champagne francés...sin mala conciencia.