Quizá porque el verbo, el que nos mueve o nos detiene... a menudo no corre de nuestra cuenta.

viernes, 18 de mayo de 2012

Mientras trasiego.



Otra vez en la antigua cocina que últimamente cumplía la función de planchero-trastero-aquí cabe todo... La mini mudanza y organizar me ha llevado una semana. He perdido fuerzas... Los años se notan. 

Aunque más antigua, tiene más luz. Menos armarios y la posiblilidad de encajar una mesa donde cabemos sentados sin agobio cuatro de los seis que habitamos en casa. Muchas horas lavando a mano porque se ha estropeado el lavavajillas. La nueva adquisición tendrá que esperar hasta que no llegue la devolución de Hacienda.

El trabajo manual tiene la ventaja de poder abstraerse y seguir el hilo del pensamiento. Estos días no puedo desenredar una madeja. ¿Tanto cuesta "portarse bien" con las personas... calibrar el alcance del daño que depende de nuestras acciones? Más. ¿Cómo un cristiano puede confundir un ser humano con una pieza de una mecanismo sin alma? Me explicaba mi hija que había leído no sé dónde: "Dios solo sabe contar hasta uno". Uno + uno+ uno... no configura un colectivo. Luego, ¿quién es el hombre para montar o desmontar el rompecabezas de la Humanidad pensado desde la eternidad? ¿Quiénes sois vosotros, los que alardeáis de basar vuestro ideario empresarial en el humanismo cristiano, para decapitar a una mujer honesta antes de terminar el curso escolar? En las ciudades pequeñas estos ¿movimientos? son caldo de cultivo para especular... La han echado... ¿Tan grave es el asunto que no han podido esperar hasta junio? La causa de un sufrimiento personal y familiar por una decisión que querría entender como precipitada... Pero me temo que hace ya demasiado tiempo que se tropieza con la misma piedra. 

Al final de los tiempos nos examinarán del Amor. Me lo aplico y busco antídotos para no caer en la frialdad y la dureza de corazón. Conciencia obliga y he dejado clara mi postura a quien supuestamente "coloca y derriba"... Y la inmensa tristeza que me provoca observar el declive de la que un día fue mi escuela. Cuando la persona deja de ser un bien absoluto, cuando contamos de dos en dos ... o de diez en diez... los frutos son aparentes. Lo que envuelve esa piel lustrosa no solo es aire... Me atrevería a vaticinar que se asemeja a una bomba de relojería con cuenta atrás. Qué lástima.