Quizá porque el verbo, el que nos mueve o nos detiene... a menudo no corre de nuestra cuenta.

jueves, 10 de mayo de 2012

Despedidas.



Ayer acabé de responder a los comentarios del cierre del blog, que ha sido durante unos años lo más parecido a un hogar virtual.  Me ha costado Dios y ayuda. Personas a las que jamás he visto... Parece un contrasentido decir "hasta siempre" y notar una punzada de dolor.  

Las bitácoras no mueren. Imagino que navegan en la blogosfera como un pedazo de vida que ya es pasado, como un recuerdo que necesita pasearse sin más frases en la galaxia virtual. Esta que he mimado, amueblado, que ha tenido la puerta siempre abierta... transporta girones de mi alma, verdades que han sido certezas; apenas hay nada epidérmico, nada está dicho por nada. Y me he desprendido con pena, pena honda. Durante ese tiempo mi vida ha dado algunos tumbos buscando el norte. Y el norte estaba tan cerca... Pero las vallas que construyeron algunos hombres -alambradas punzantes- y los recuerdos viciados nublan la vista. Y determinados recorridos que crees acertados vienen cargados de niebla espesa y húmeda... Empapada hasta la última fibra decides seguir caminando a pesar del cansancio y el viento huracanado. No eran mis fuerzas. Las tomé prestadas... Qué complejo ha sido encontrar el sentido de la libertad, de la lucha esperanzada y confiada. Me queda mucho recorrido todavía, pero mis pies surcan un camino en el que se cuelan de cuando en cuando rayos de luz. Entonces llega la Paz. Esa luz no es artificial. Es la Luz. Gracias.

Señor mío y Dios mío. Nunc coepit!