Quizá porque el verbo, el que nos mueve o nos detiene... a menudo no corre de nuestra cuenta.

martes, 26 de junio de 2012

Agazaparse.

Fotografía extraída del blog Yo, Samurai.


¿Es de cobardes? Creo que es el resultado de un punto de lucidez. Ahí no. Hoy... no.  Agazapada. Mojada en el charquito de plástico que refresca la piel que arde... también por la ola de calor. El día pasará y la dermis del alma seguirá cicatrizando. Y cuando llegue la hora estaré sola. Me arrodillaré por todo lo recibido de mi Padre Dios. Hoy también. Tal vez se me escape una lágrima salada y me duela la herida. Es bueno. Se está cerrando. Creo o querría creer que está ya desinfectada. 

Querría... quiero celebrar la vida. ¿Puedo? ¡Puedo!