que con la fuerza de los puños era suficiente... que con leer sobre educación sabría educar a mi prole... que el amor -¡da igual que no lo alimentes!- no se gasta. Pensaba, pero pensaba sola. Hoy pienso que fui pensada desde siempre. El Creador me quiso así desde ... siempre. Basta con alargar un dedo; la mano divina mece mis alegrías y zozobras. No temo.